@-MI PROGENITOR ME MIMA-@


Conozco bien  los mecanismos del autoengaño, esa sutil forma en que nos intentamos convencer a nosotros mismos de algo a base de no facilitarnos toda la verdad.
Como por ejemplo, cuando alguien le pregunta a un fumador, “¿fumas mucho?”,  y casi automáticamente responde, “¿yo?, nooo….no  llegará a un paquete”. Cuando realmente sabe, casi a ciencia cierta, que se limitas  sencillamente a no contarlos. Aunque su cerebrito, ese,  que suspendía  cada año “las mates”,  se hace una perfecta idea de la cantidad exacta que consume, pero  de este modo no tiene un dato real que lo ratifique y se hace literalmente “el loco”, es decir, no se cuentas  toda la verdad y así no siente que se está  mintiendo, sí es muy audaz,  hasta consigue desterrar ese  pensamiento de tal forma, que acaba creyendo su propia mentira.
El caso es que a mí esta estrategia ya no me sirve, porque tengo un Pepito grillo que grita más que un demonio.  ¡Jodido grillo!,  y me avisa cuando estoy entrando en ese sainete miserable. Y yo me pregunto,  si somos capaces de hacer esto con nosotros mismos, cuantas mentiras no seremos capaces de aceptar con relación a los demás, sin ni tan siquiera detenernos a  pensar ni un segundo en ello para no despertar a  Pepito, el  grillo que agazapado espera para salir gritando.
Una de esas mentiras, es la que está relacionada con la capacidad para ser padre. Con  quién determina si se es y  no se es capaz, o lo que es peor, quien puede o no puede serlo. Cuando de heterosexuales hablamos es de lo más sencillo, no lo determina nadie, bueno miento, lo determina la mujer, solo y exclusivamente. Hoy en día  si una mujer que no quiere tener hijos no los tendrá y si lo desea, nada ni nadie impedirá que así sea, tiene miles de millones de maneras de llevar a cabo tamaña empresa en solitario y sin necesidad de preguntar. No necesito enumerar opciones, sé que todos estaréis de acuerdo conmigo.
Pero si del hombre, estamos hablando, la cosa cambia radicalmente, nada puede hacer para tener un hijo en solitario, y si  de algún tipo de triquiñuela  se valiesen para lograrlo, por ejemplo a través de una generosa amiga, no tardaría la justicia, en caer sobre ellos con todo el peso de la ley. Ley, ante la que somos iguales como derecho fundamental  y que reza en la Constitución Española Capitulo II, Articulo 14: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.” Y si somos iguales ante esa ley, ¿Por qué una mujer, por el hecho de serlo puede criar y educar a un niño sola sin ser prejuzgada o cometer un delito   y un hombre no?
La mujer posee la capacidad natural de engendrar, gestar y parir una criatura,  pero esto no es  un atributo que lleva inherente la capacidad para ser una buena o mala madre, en eso influyen muchísimos más factores, tales como si realmente lo desea, el amor, la dedicación, la paciencia, la responsabilidad, la estabilidad  emocional y miles de cualidades que se van sumando a lo que forman un carácter. Idénticos factores que formarían un buen padre,  y  esto nada tiene que ver con la condición sexual de cada individúo.
Es más, ni tan siquiera creo que el modelo de familia convencional  hombre-mujer-niño sea el mejor, sino una opción más en el amplio abanico de ellas. Cada vez hay más familias mono-parentales producto de los miles de separaciones, divorcios, o rupturas y en la mayoría de los casos, esto acarrea fuertes traumas a veces insuperables para esos niños producto de uniones rotas incapaces de desvincular la relación personal de la relación maternal o paternal.
Tal vez si cada individúo pudiera ser padre o madre en solitario, si la educación estuviera enfocada de este modo, todos y todas estarían en posesión de las mismas cualidades independientemente de las propias individuales,  no se perseguiría la pareja como meta para crear una familia, no se traerían hijos al mundo para salvar matrimonios, no se discriminaría a la mujer en el ámbito profesional  para supeditarla a un hombre y coartar su independencia económica  y social, y tal vez esos hijos serían más felices.
Tal vez, la igualdad comience por reconocernos como seres individuales, independientes y autónomos, que si lo desean se acompañaran de otros seres para compartir la vida de forma libre y que se verán y tratarán como iguales. Tal vez un día podamos dejar de mentirnos tanto y empezar a hacer más caso a ese Pepito grillo que tanto sabe y que tan poco escuchamos. Quién sabe……tal vez un día
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