@-DESIGUAL-@


Pasó otro día más de la mujer y todavía no entiendo su significado, más allá de lo puramente comercial, debe ser mi falta de entendederas, pero voy a aprovechar la resaca de este día para gritar algunas verdaderas mentiras instaladas en nuestra sociedad y que tendrían consideración de delito tipificado en  el artículo 456 del código penal si  de buscar culpables se tratara.
Me entran ganas de gritar cuando me doy cuenta de que sumergidos en el primer siglo del III Milenio, seguimos sin comprender el termino IGUALDAD. Igualdad entre seres humanos desiguales. Cada uno de ellos único e irrepetible pero que deberían ser iguales en derechos y obligaciones. Seres condenados, parece que de por vida, a estar en bandos opuestos, segregados por nuestro sexo en lugar de unidos como personas que se complementan, toleran y respetan.
Estoy cansada de bulos instalados de forma cotidiana como hechos inamovibles, como rotundas verdades por ser repetidas hasta la saciedad, pero sin ninguna base probada ni probable, que ya no hay por dónde cogerlas, pero continúan estando ahí, latentes. Algunas tan injustas e importantes que se ha luchado y se sigue luchando por abolirlas, pero de estás no voy a hablar, porque caen por su peso y se revindican desde distintos grupos y asociaciones.
Hoy quiero hablar sobre las mentirijillas, que más bien yo llamaría mentirijonas porque son bien gordas, y que se van haciendo enormes cual bola de nieve en vertiginoso descenso. Y es que, nunca he pensado que el hombre sea débil, pero lleva siglos demostrando que él mismo no se lo termina de creer y me refiero  al hombre como género masculino no como ser humano. Es la única explicación razonable para tanta patraña junta.  Pongamos un ejemplo trivial: "Los hombres tienen más necesidad sexual que las mujeres", esta es una de tantas verdaderas mentiras convertidas en doctrina que muchos y muchas terminan por  creerse. Y lo peor de este tipo de bulos es, que no solo las creen a pies juntillas, sino que  hasta son capaces de defenderlas a capa y espada.
No pretendo hacer un ranking de quien tiene más ganas, porque sería absurdamente estúpido, tan solo me revienta que con ello se haya castigado y manipulado durante tanto tiempo la mente femenina haciéndoles sentir culpables y reprimiendo su sexualidad. Pretendiendo, y en algunos casos consiguiendo, que muchas de ellas se sintieran obligadas a justificar sus negativas, a no ser libres para decir NO, sobre todo en el contexto de la pareja. Un maltrato psicológico absurdo y cruel, una manipulación manifiesta para lograr un objetivo mezquino y abyecto cuyo único fin es el de someter. Y esto sigue sucediendo hoy en día.
Si de hacer un ranking sobre deseo y ganas se tratase no me cabe duda de que quedaría en tablas. Y no porque lo diga yo, sino porque lo sabe cualquier ser humano con dos dedos de frente, y está avalado por estudios a este respecto, por ejemplo, el médico y psiquiatra John Bancroft publicó un artículo llamado “El deseo sexual”, y en él concluye que la testosterona influye en el deseo tanto de hombres como mujeres, pero no de manera exponencial, es decir, que no significa que a más testosterona más deseo. Si no que tomando como base la cantidad normal de testosterona que tienen hombres y mujeres, el hecho de aumentar la hormona sexual no provocará más deseo.
Todo hace pensar que la actividad sexual y el deseo están relacionados con factores más psicológicos que hormonales. Así que no podemos concluir que los hombres tienen más ganas que las mujeres, sino que muchas de ellas asumen que la falta de deseo de los hombres se debe a que ellas no son lo suficientemente atractivas; mientras que ellos suelen pensar que la ausencia de deseo en ellas, es un problema femenino. En síntesis: si hay falta de deseo, “es responsabilidad de la mujer”. Del mismo modo, imposiciones sociales y exigencias obligan a los hombres a mostrarse muy viriles y machos, lo que hace más difícil que un hombre admita que no tiene deseo o que lo tiene disminuido. En este tema como en cualquier otro la carga cultural, social, moral y represora contra hombres y mujeres ha hecho, y lo que es peor, continúa haciendo mucho daño.
Comprendo la inapetencia de cualquier ser humano, igual que tengo capacidad para comprender todo tipo de situaciones que nos inhiben de las ganas, y sobre todo, por el respeto que siento ante los sentimientos reprimidos de muchísimas mujeres y hombres te invito a demostrar que eres persona ante todo, ni hombre ni mujer y defiendas tu libertad sexual, saques tus propias conclusiones y no asumas lo establecido como cierto, en el 90% de los casos, no lo es, ya que cada individúo tiene su verdad.
Si tu vida sexual no te satisface empieza a mirar el yunque de tu ojo y deja de mirar la paja en el de los demás, seguramente el problema no sean las ganas, sino los modos y no haya más razones que la falta de entendimiento por ambas partes. Respeta lo que amas y no busques en tu insatisfacción, culpables más allá de ti mismo, porque esa satisfacción que “necesitas” siempre estuvo al alcance de tu mano. Alguien dijo una vez: "La masturbación es el sexo con alguien a quien amas." Cuando empecemos a asumir que tod@s gozamos de una parte masculina y femenina, que tod@s tenemos sentimientos y  los sentimientos carecen de sexo, empezaremos a amar a seres humanos, no ha géneros y se podrá caminar hacia un mundo más igualitario. Respetar la igualdad es respetar nuestras diferencias.


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